Puede que la sección de New Directors sea una de las más arriesgadas del Festival de Cine de San Sebastián, ya que normalmente al elegir la película pocas veces conoces al director. No ha sido el caso de la película «Azken Erromantikoak» de David Pérez Sañudo. El director bilbaíno presentó en 2020 su opera prima «Ane» en la misma sección y se llevó el premio Irizar al Cine Vasco. Esta vez nos ha traído una propuesta bastante diferente a su primer trabajo y nos ha llevado al mundo de una mujer que trabaja en una fábrica papelera y que parece que no tiene mucha más vida que hablar con sus vecinas, trabajar y llevar flores de papel a la tumba de sus padres.

Miren Gaztañaga encarna a Irune, la protagonista de esta película. Hay varios aspectos de su vida que no están en su mejor momento como puedan ser el trabajo, la salud física y la tranquilidad en su vivienda. Además de eso, está pasando el duelo de la muerte de su madre y todo lo demás no le ayuda. La premisa de la historia parece sencilla y con poco que contar, pero Pérez Sañudo ha hecho un trabajo brillante para hacer de algo simple una historia con muchas capas a analizar.

Las crisis de identidad y de qué hacer tras una perdida es algo bastante habitual en el cine, ya que da pie a tener una narrativa progresiva. Vemos la situación inicial del personaje, viajamos mediante su cambio y solemos poder disfrutar de ese futuro que tanto está ansiando. Esto es lo que vemos en «Azken Erromantikoak», película basada en el libro de Txani Rodriguez «Los últimos románticos». En este caso, Irune tiene una situación compleja en su casa. Lleva un año pasando el duelo de la perdida de su madre y su vecina, que es uno de sus mayores apoyos, vive con su hijo que la maltrata y también hace la vida imposible a Irune.

A Irune le gusta dibujar y el papel es imprescindible en su vida. Al trabajar en la fábrica de papel sabe perfectamente de la necesidad de los eucaliptos para crearlo, pero también es un árbol que odia. Irune juega con el papel siempre que puede y está haciendo papiroflexia. Cada semana hace un ramo hermoso de flores de papel que lleva a la tumba de sus padres. Mediante ese papel que tiene en sus manos sueña con lo que quiere poder hacer. Ese juego que tiene entre el papel y sus manos es el que aparece en el delicado y precioso cartel que han hecho para la película. La película está centrada en un pueblo papelero que podría ser cualquiera de Euskadi. Soy de pueblo con fábrica de papel y me he sentido casi como en casa cuando han hablado del olor de la fábrica que se extiende a todo el pueblo y de ver troncos de eucalipto en dirección a la fábrica.

La película de Pérez Sañudo va descubriendo la complejidad de este personaje poco a poco e Irune se va mostrando mediante las llamadas que le hace a un teleoperador de Renfe. Ella quiere viajar, pero se siente atrapada en una vida que no es la suya. La película es tremendamente crítica con la situación laboral y política de la clase obrera. Denuncia la situación precaria de los trabajadores de la fábrica y también la complejidad para conseguir una cita aparentemente urgente en el sistema público de salud. Estas situaciones son demasiado familiares para los espectadores y creo que son claves para poder acercarnos más a la protagonista.

Tal y como comenté a la salida de la proyección con un compañero, «Azken erromantikoak» es ese cine vasco que emociona con poco y que se te mete la historia hasta dentro. Puede recordarnos en el estilo a alguna de las películas de otros directores que hemos visto en los últimos años, como pueda ser «Loreak», pero esta historia tiene una personalidad propia que se la ha dado el director Pérez Sañudo y la actriz protagonista Miren Gaztañaga. Esta película está entre lo mejor que he visto hasta el momento en el Festival de Cine y me gustaría que pudiera ganar algún premio como el de New Directors o como el hizo en 2020 en Premio Irizar al Cine Vasco.