Este año el Festival de Cine de San Sebastían ha comenzado con la polémica alrededor del documental realizado por Jordi Évole y Marius Sanchez «No me llame Ternera». Este documental hecho para Netflix y el cual todavía no tiene fecha de emisión en la plataforma creó polémica antes de la primera emisión en el Festival de Cine de San Sebastían. Unas 500 personas firmaron una carta solicitando a la dirección del Festival que retirara la emisión, pero esas personas lo han solicitado sin haber visto la cinta. ¿El motivo? Que en documental se entrevista al ex miembro de ETA Josu Urrutikoetxea, más conocido como «Ternera» y según estas personas el documental «blanqueaba» a ETA. Creo que la gente que ha dicho esto no conoce bien el trabajo de Évole, porque con el conflicto vasco siempre ha sido muy crítico con la violencia, tal y como se pudo ver en una entrevista que le hizo a Arnaldo Otegi, por poner un ejemplo.

Las entrevistas de Évole muchas veces me suelen dejar indeferente y a veces pierdo interés en lo que hace, pero con esta no tenía duda que quería verla. El conflicto vasco es algo que siempre me ha afectado y siempre me han interesado los testimonios y entrevistas realizadas al respecto. A pesar del intento de censura por personas que no han visto la película, el pase de prensa ha tenido mucho interés. Tanto que es la primera vez que veo que antes de la proyección entra el personal de seguridad a la sala.

El documental tiene objetivo sacarle información a Josu Urrutikoetxea que el equipo de Évole no tenía previamente. Parece que no lo iba a conseguir, pero el periodista catalán insiste con sus preguntas para que Urrutikoetxea caiga en ciertas trampas dialécticas que le hace. Urrutikoetxea tuvo diferentes fases cuando fue miembro de ETA y estuvo en la cárcel en Francia y en España. La comunicación entre Évole y Urrutikoetxea no es fluida y hay una diferencia en el lenguaje. En la entrevista se ve esa diferencia desde el inicio. Évole dice que la entrevista está siendo en Francia y Urrutikoetxea deja claró que están en el norte de Euskal Herria. A partir de ahí, la diferencia en sus palabras se hace más notable. Évole dice atentado y Urrutikotxea dice acto de ETA. Al inicio también ocurre el momento que da título al documental, es el momento en el que Évole le llama por su mote a Urrutikoetxea y él le pide que no le llame así.

Évole consigue saber que Urrutikoetxea fue parte de un atentado que sufrió un alcalde de Galdakao en el año 1976 y en el que se vio afectado un policía local del pueblo. Cuando Évole es consciente de que esta información es nueva le insiste bastante en esa información y debido a ello hace la entrada y el final del documental, ya que encuentra a ese policía local que escoltaba al alcalde de Galdakao que fue asesinado en 1976. La entrevista tiene interés político y eso ha quedado bastante claro tras el pase de prensa en el que al salir nos hemos encontrado con micrófonos de medios de comunicación que querían saber la opinión de los que la habíamos visto. A pesar de ese interés, cinematográficamente no es algo que nos aporte mucho, ya que es un estilo que ya se nos hace conocido en Évole y que podríamos verlo tranquilamente en la pantalla de nuestras casas, como lo hará la mayoría de gente que quiera ver la entrevista.

No obstante, creo que Urrutikoetxea hace un trabajo mental que parece que le ha supuesto un gran esfuerzo. Évole le hace preguntas sobre diferentes atentados y asesinatos de ETA en el que él no ha participado. Urrutikoetxea intenta argumentar los motivos que podría tener ETA para hacerlos y Évole intenta en algún que otro momento tergiversar las palabras, pero Urrutikoetxea rápidamente corrige lo que el periodista catalán pretendía.

Considero que es una entrevista interesante para cualquiera que esté interesado en el pasado de ETA y creo que la polémica que se ha inflado de una manera bastante exagerada. Quien siga pensando que Évole está blanqueando en algún momento a Urrutikoetxea es que no ha visto el documental o que lo ha visto con los oídos tapados.