«Amaia, he dado tu nombre para que vayas a Polonia a un encuentro de críticos de cine. Es una experiencia muy bonita en la que yo estuve y espero que puedas ir». Así comenzó esta aventura que creo que me costará olvidar. Esa frase la recibí en un audio de Whatsapp de una crítica y directora de cine que admiro mucho. Tras ese mensaje, la magia empezó. Las fechas del encuentro cuadraban con unos días libres que tenía y me apetecía mucho recorrer media Europa para llegar a Wroclaw, ciudad que fue Capital Cultural Europea en 2016 junto con Donostia. El encuentro «A Sunday in the Country» se realiza dentro del festival «mBank New Horizons» y se coorganiza junto con la European Film Academy.
La aventura para mí comenzó el 25 de julio, el día que llegué a Wroclaw. A pesar de estar muy cansada tras los vuelos y que Lufthansa dejara mi equipaje en el aeropuerto de Frankfurt, el encuentro con los que iban a ser mis compañeros durante 4 días me parecía algo irreal. A las horas de llegar a Wroclaw tuvimos que montar en unas furgonetas que nos llevaron hasta el lago Bystrzyckie en el que nos alojamos en una casa preciosa.

Tras instalarnos, comenzaron las presentaciones y la cena de bienvenida. Un momento perfecto para empezar a conocernos y descubrir alguna bebida y comida de nuestro lugar de origen. La gente que me acompañaba venía de diferentes puntos de Europa como Suiza, Lituania, Rumania, Polonia y Alemania. Cada uno teníamos una relación muy diferente con la crítica y la industria cinematográfica. Algunas compaginan la escritura sobre cine con la programación de festivales, otros compañeros se dedican mas a las artes culturales, pero todas las personas que estábamos en esa mesa tenemos la misma pasión, el amor por el cine.
El 26 de julio comenzamos el día con la primera proyección de las cuatro que íbamos a tener. Vimos la película dirigida por el director navarro Oskar Alegria «Zinzindurrunkarratz». La película nos invita a viajar con el director en la búsqueda de un sonido que nunca se grabó. Alegria trae a la memoria el recuerdo casi perdido de los pastores cercanos al monte Andia. El viaje comienza en el pueblo familiar, Artazu y la compañía del viaje es un burro llamado Paolo. Alegria nos traslada a esa búsqueda de lo pausado, de las tradiciones perdidas y encuentra vida en lugares inhabitados por los humanos. La motivación de la película se crea por una cinta en super 8 con sonido que detiene la grabación justo cuando su abuelo va a hablar y es por eso que Alegria coge la cámara super 8 familiar y graba toda la película en este formato. Esto hace que no sepamos si lo que se va a grabar se va a poder ver y si lo que Alegría quiso grabar lo hayamos podido ver en este trabajo. La película juega con la falta de sonido y explica diferentes sonidos que encuentra en su viaje. La obra del director navarro es muy especial, ya que hace un homenaje a la memoria, la familia y a los trabajos que van desapareciendo de una manera muy emotiva y artesanal.
Tras la proyección comentamos la película antes de recibir al director. La oportunidad de tener ese espacio previo al estar con el director me pareció única, ya que todas las personas que acabábamos de ver la película pudimos expresar nuestros sentimientos y opiniones al respecto de manera libre y sin presiones. Después de conocer las opiniones conjuntas, salimos de la sala de proyección para poder recibir al director. Mantuvimos un coloquio con Oskar Alegria en la terraza de la casa, donde pudimos hablar sobre la película y también sobre la relación que tiene con la crítica. Después del coloquio pudimos comer con él y mantener otra interesante conversación de sobremesa.

Fue una experiencia muy bonita y fue el inicio de una rutina de encuentros que tuvimos en las siguientes 48 horas. Esa misma tarde, volvimos a la sala de proyecciones a ver la película «Greice» de Leonardo Mouramateus. La película brasileña-portuguesa habla sobre la migración de los brasileños a Portugal mediante un intento de comedia. Durante la proyección nos reímos poco, pero en el encuentro con el director y el actor protagonista Mauro Soares, nos indicaron que la película era una comedia. La conversación con ellos se centró sobre todo en la visión de ellos de la crítica cinematográfica. Ellos pensaban que la crítica tenía que ser una conversación con el trabajo cinematográfico y se apenaban de que a veces todo se resumía a meras opiniones de las personas que veían las películas y el dialogo se perdía.
Tras la conversación con ellos, terminamos de disfrutar de una rica cena que prepararon uno de los compañeros suizos y la compañera lituana. La conversación con los compañeros se alargó y continuamos hablando sobre las películas del día, nuestras historias con el cine y muchas cosas más.
El 27 de julio volvimos a repetir el mismo programa y la primera película del día fue la película rumana «Where Elephants Go» de Catalin Rotaru y Gabi Virginia Sarga. La película sigue a varias personas que parece que aparecen por la calle sin ningún orden, pero que termina encontrando a tres protagonistas que tienen vidas bastante complejas. La película pretende denunciar la carga, la precariedad y la violencia que viven las mujeres en Rumania, pero en algunas escenas la violencia que se ve nos supero a ciertas compañeras. Tras la película, pudimos estar con los directores y una actriz de la película. Ese día me tocaba cocinar, por lo que no pude estar en el coloquio con mis compañeros, pero tras preparar dos grandes tortillas de patatas, pude estar un rato hablando con la directora sobre cine y la gastronomía española.
La última película del día y del fin de semana fue la del director polaco Michał Szcześniak «Do I still get on your nerves», un documental que nos invita a conocer la vida de una pareja bastante peculiar. Los protagonistas viven en el mismo edificio y se conocen tras la queja de los vecinos hacia el protagonista por la música que hacía a horas tardías. La protagonista se enamora de él tras haber recogido firmas entre todos los vecinos. El documental nos planteó varias dudas sobre la historia y en algunos momentos no entendimos porqué se realizó así. En la charla con el director, pudimos aclarar nuestras dudas y compartimos nuestro punto de vista sobre su trabajo de manera muy amena.

La experiencia en Polonia fue muy especial debido a las conversaciones que tuvimos entre los compañeros y con los organizadores Pascal y Ola. Hablamos sobre nuestra experiencia en los festivales, la precariedad que vivíamos muchos a la hora de trabajar y sobre todo confesamos los trabajos que teníamos para poder pagar las facturas. Por otro lado, comenzamos a hablar de política y me pareció muy enriquecedor poder escuchar a gente de Europa del Este (Rumania y Polonia en concreto) hablar sobre cómo hacer política de izquierdas y las dificultades que hay tras haber vivido una dictadura comunista. También hablamos sobre el genocidio en Gaza y fue muy interesante ver las diferentes perspectivas de cada país.
En 4 días creamos una familia de cine muy bonita en la que el denominador común entre todos eran las ganas de conocer nuevas narrativas, perspectivas y pensar sobre cómo poder mejorar la escritura de nuestros textos. Han pasado ya casi dos semanas desde que volví de Polonia y de esa casa con unas vistas tan privilegiadas y todavía pienso en esos atardeceres hablando en mi precario inglés y escuchando a mis compañeros. ¡Ojalá poder encontrarlos en alguna sala de cine pronto!

[…] poder estar en el Festival de Cine Nowe Horyzonty en la ciudad polaca de Wroclaw. Me invitaron a un encuentro de críticos de cine y eso días al lado de un lago hablando sobre cine y conociendo a diferentes personas fue muy […]