Una de las cosas que más me gusta del Festival de Cine de San Sebastían, es que siempre hay alguna película que me sorprende gratamente. Llevamos pocos días de Zinemaldia, pero por el momento la sorpresa para mí ha sido la película de Pilar Palomero «Los destellos». Tengo que confesar que con el cine de Palomero he tenido mis más y mis menos. Su primer largometraje «Las niñas» me gustó mucho y tuve discusiones por defenderla. Cuando vi «La maternal», su segundo trabajo que además se presentó en Donostia también, salí bastante decepcionada e incluso algo molesta con la película. Es por eso, que al verla he intentado ir sin mucha expectativa para no tener prejuicios antes de verla.

La película está inspirada en un texto de Eider Rodriguez, «Un corazón demasiado grande» o en euskera «Bihotz handiegia». No puedo valorar la adaptación del texto, ya que no he leído el libro de Rodriguez, pero puedo decir que la historia emociona. La protagonista es Isabel que recibe un encargo por parte de su hija que no es nada fácil, cuidar a su ex marido debido a que está muy enfermo. La actriz Patricia López Arnaiz encarna a Isabel y hace un trabajo brillante en este papel. López Arnaiz está muy bien acompañada y la historia tiene unos destellos de luz muy especiales en esta tragedia que tiene un final esperado.

Isabel al principio es reacia a acercarse a su ex pareja, pero poco a poco se acerca a él gracias a su hija. Esta historia habla de esa familia que aunque en algún momento decidimos poner distancia, la reconciliación puede ser posible de alguna manera. Este acercamiento viene por la petición de su hija y ella hace todo lo que puede para poder estar al lado de su ex marido y su hija.

La clave de esta película está primero en los actores. Patricia López Arnaiz es una actriz que me ha ido conquistando en los últimos años y parece que este personaje ha estado escrita para ella. Con Antonio de la Torre estamos acostumbradas a verlos en papeles más complejos y en este demuestra que puede casi cualquier papel. Julian López hace de la pareja actual de Isabel y aunque es un papel pequeño, da ese pequeño punto de humor que necesita la película.

Esta película celebra la vida de una manera muy humilde y reivindica la importancia de los cuidados de cada día y especialmente los necesarios en los últimos días de la vida de una persona. Palomero busca luz en una historia que podría haber sido un drama lacrimógeno que no hubiera sido creíble. Las emociones están muy bien medidas y creo que cualquiera nos hubiéramos podido poner en la piel del personaje de Isabel. Es una película que puede optar a ganar algún premio en la Sección Oficial y si no la vais a poder ver en durante el Festival, tendréis pronto la oportunidad de verla en salas, ya que llega a salas el 4 de octubre.