Me habían avisado que el documental de La Chana era de lo mejor del Dock of the Bay de este año y por el momento (a falta de ver las películas del viernes y el sábado) tengo que decir que así es. El documental cuenta una historia de una mujer que nació para bailar flamenco y el arte corría por sus venas. Cuando ella bailaba el mundo se paraba y toda la gente quedaba hipnotizado con su movimiento encima del escenario. Tras muchos años, La Chana vuelve a los escenarios y llega al cine con este documental que nos cuenta porqué desapareció de ellos. 

La directora del documental es Lucija Stojevic, una directora croata que vive en Barcelona que nos trae una ópera prima con la historia de una gran artista. En la primera parte del documental vemos a La Chana hablar con su marido, pero también recibir una visita de todo un ícono del flamenco, Antonio Canales que llama a La Chana reina del flamenco. El testimonio de Antonio Canales confirma la grandeza de la Chana, aunque no es necesario, ya que con verla bailar en las imágenes de archivo se ve el talento natural que tiene esta mujer.
La Chana comenzó a bailar con su tío que la invitó a los escenario tras verla bailar en una reunión familiar. Su padre no quiso, ya que no veía apropiado para una mujer gitana estar en los escenarios. El tío de La Chana, El Chano, convenció a su padre y comenzaron una pequeña gira en la que el público quedó prendido del talento de ella. Su talento cada vez llegó a más gente y ella empezó a hacerse más conocida. Tras un programa en Televisión Española, su arte en el baile fue reclamado por varios lugares, haciendo que cruzara el Atlantico para bailar en Santiago de Chile.
Tras este éxito, el padre de su hija, le pegó e hizo que se quedara encerrada en su casa. El arte de La Chana quedó oculto por culpa de un hombre que no merecía estar con ella. El tema de la violencia de genero que sufrió La Chana está tratado de una manera muy respetuosa. Se va contando poco a poco y es muy llamativo como desde la primera vez que se menciona al padre de su hija, siempre lo llama así, en ningún momento oímos decir que fue su pareja o marido. La Chana todavía tiene las heridas presentes, pero ella ha salido adelante y no merece mencionar a esa persona que le hizo tanto daño, aunque en el documental se ve su imagen en repetidas ocasiones.
La Chana es una mujer libre en el escenario, ya que ahí es donde ella tenía el poder. Ahora ha vuelto a tener el poder, aunque no pueda bailar de pie y dar esa vuelta al escenario que dejaba al público hipnotizado. Desde una silla y con tres compañeros, consigue crear una nueva magia con el arte flamenco que le sigue corriendo por las venas. ¡Olé!