Akelarre es la primera película con sello vasco que se ha presentado en la Sección Oficial del Zinemaldia de este año.
Estamos en el año 1609 y la caza de brujas en Euskal Herria es un hecho. El rey encomienda la misión de purificar la región al juez Rostegui y éste inicia junto a sus ayudantes una persecución para encontrar a las “sorginas”(brujas), arrestarlas y hacer que confiesen todo lo que saben sobre el akelarre; el rito mágico en el que el Diablo hace acto de presencia, inicia a sus servidoras y se aparea con ellas.
Rostegi llega a un pueblo costero y acusa de brujería a un grupo de chicas. Ellas, encerradas y torturadas durante días, quieren ganar tiempo para que sus padres vuelvan del mar y, para ello, urden un plan para hacer creer a sus raptores que son brujas.
La película refleja la represión hacia las mujeres de aquella época, el feminismo latente en ellas y su fortaleza para hacer frente a hombres dominantes, algo que, de hecho, es perfectamente extrapolable a nuestros días.
La lucha de poder entre Iglesia e Inquisición se refleja en la tensión creada en los interrogatorios a estas chicas, donde juez y cura protagonizan tensas discusiones aunque el miedo de éste último se refleja perfectamente en sus ojos.
Akelarre juega con la iluminación, los primeros planos y la música para crear una atmósfera mágica donde el empoderamiento de la mujer triunfa frente a la represión masculina, la emoción le gana a la razón y la lealtad está por encima de la traición.
Mención especial también al gran trabajo de la actriz Amaia Aberasturi que hace suyo el refrán que dice que una mirada dice más que mil palabras y destacable también Álex Brendemüch en su papel de juez implacable.
Atentos al final.
Nagore Cia