Este viernes ha comenzado uno de los festivales más comprometidos de la ciudad. En Donostia durante el año tenemos la suerte de poder disfrutar de varios festivales, pero el de Derechos Humanos es el que más se acerca a la realidad política y social de casi todo el mundo. Este año se celebra la edición numero 13 y el mensaje que muestra su cartel es claro, hay que desenterrar las historias olvidadas y ocultas. El festival se inauguró con la película china ‘Coming Home’ del director Zhang Yimou. La película se acerca al final de la Revolución Cultural china y a la historia de un preso político que es liberado. La película está basada en la novela «The Criminal Lu Yanshi» del escritor Geling Yan.
Una niña china baila en su academia para poder conseguir el papel principal de la obra. Mientras ensaya la llaman al despacho de propaganda donde se encuentra su madre. La noticia que le dan es que su padre se ha escapado y que es perseguido. Si su padre se pone en contacto con ellas tendrán que reportar a la policía para que lo lleven a prisión. La hija fríamente dice que sí, que su padre es un traidor. La madre no está tan segura en sus palabras, pero promete que avisará. El reencuentro será dramático y finalmente el padre es llevado a prisión.
Finalizada la Revolución Cultural, el padre es liberado, pero la madre no le recuerda, no quiere que se acerque a ella y menos que entre en su casa. La historia muestra la dureza de la vida en China tras la Revolución Cultural y lo complicado que es volver a casa, cuando todo no está bien.
La película que se estrenó en el Festival de Cannes 2014 en la sección de fuera de competición es una obra bella que aúna varios conflictos internos personales. Una buena manera para inaugurar el festival.
La segunda película que queremos destacar de es ‘The cut’, que nos acerca al genocidio Armenio que está ahora en boca de mucha gente debido a su centenario. Tenemos que confesar que no sabíamos mucho de esta historia hasta que hace unos días empezaron a salir noticias de este genocidio debido a las declaraciones del Papa.
La película nos acerca a la historia desde la perspectiva de un herrero que vive en Mardin en el año 1915. La Primera Guerra Mundial en la que el Imperio Otomano participó tenía preocupados a los habitantes de este pueblo al sur este de Turquía, cerca de la frontera con Siria. Como la comunidad internacional estaba pendiente de lo que pasaba en la Guerra, el gobierno de los Jóvenes Turcos obligaron a trabajar a los hombres armenios en trabajos forzados con el fin de matarlos al final. Al resto los obligaron a caminar por el desierto en las denominadas «marchas de la muerte».
El herrero Nazaret Manoogian es separado de su familia y es obligado a trabajar en una obra de una carretera. No deja de pensar en sus hijas y mujer que dejó en Mardin. Durante el trabajo ve como caminan mujeres y niños hacia un destino incierto. Su preocupación es única, su familia.
Tras pasar los horrores del genocidio y quedarse mudo Nazaret descubre que sus hijas están vivas. Esa noticia hace comenzar una búsqueda larga. La película muestra el genocidio de una manera abierta y cruda. Hoy en día este genocidio no ha sido reconocido por muchos agentes de la comunidad internacional, como es el caso de la República de Turquía que lo niega o como el caso de España o Israel que no lo han reconocido oficialmente. El objetivo del director Fatih Akin es que el genocidio se conozca y que se reconozca.