Hay veces que la violencia puede ser excesiva para el espectador y tal vez es lo que haya ocurrido a muchos con ‘High Rise’. Esta edición del Festival de Cine de San Sebastian está trayendo películas con la que no todo el mundo está de acuerdo y una de ellas es la película de Ben Wheatley. La idea que plantea me parece brillante, un rascacielos en el que se extrapola la lucha de clases. Algo falla cuando el de arriba no hace caso de los problemas de los de abajo.
La historia se centra en el doctor Robert Lang que se acaba de mudar a un rascacielos en el que busca aislarse del mundo. No le resulta fácil con el ambiente de todo el edificio. El arquitecto y dueño del edificio invita a Lang a su último piso lleno de detalles ostentosos. Un ambiente raro se respira en el edificio y parece que la guerra puede estallar en cualquier momento entre los pisos inferiores y superiores.
Esa guerra no es una guerra habitual, se mezclan la bebida y el sexo como factor principal, más tarde llegará la violencia. Hay que reconocer que la película llega a rozar los limites de la violencia por la violencia y que se puede hacer incomoda para el público. La película no es más que un reflejo de lo que puede llegar a ser el ser humano en un caso extremo de sin sentido. Toda una metáfora de la declive del capitalismo.