Nunca había pensado en venir a la Seminci, pero gracias a mi compañera de piso vallisoletana, me animé a pedir la acreditación de este histórico festival de cine de autor por primera vez. Hace mes y medio recibí la confirmación y me puse a mover algunos turnos para poder estar algo más que un fin de semana. Llegué el sábado a primera hora y he podido estar tres días completos en los que he visto 11 películas.
Desde el primer día, Valladolid me pareció una ciudad acogedora y la organización de la Seminci muy amable. Sé que no se puede comparar la Seminci con el SSIFF, pero tal vez porque me he encontrado con prensa que suele ir a Donostia, me resulta inevitable. La Seminci es un festival más pequeño y el espacio que necesitan los acreditados es menor. Tampoco hay que hacer cola para las proyecciones y por eso es un festival cómodo.
En estos tres días me he sentido como en casa, los teatros están cerca, la sala de prensa es práctica y puedes estar hasta 15 minutos antes de la siguiente proyección escribiendo, ya que siempre habrá un buen sitio en el teatro. Agradezco a la Seminci su invitación y prometo, que si me viene bien de fechas, volveré a la siguiente edición.
Si queréis saber más de como ha sido la experiencia en la Seminci, os invito a leer los artículos que he escrito sobre los tres días en la 63 edición de la Seminci.