Por fin saco un tiempo para poder escribir en el blog. Este año ha sido movido para mi, ya que sigo escribiendo dos veces por semana para Berria, me he casado y me he ido de viaje durante tres semanas. Hoy quería hablaros de una serie que me ha fascinado y sobre la que escribí en Berria también. He querido recuperar la columna que escribí sobre la serie y la he traducido al castellano para poder dejarla en el blog. Espero que la disfrutéis tanto como yo lo he hecho con la delicia de serie que nos ha regalado HBO Max con la historia de Julia Child. Bon appétit!
El mundo de la cocina profesional está lleno de hombres. En las cocinas de las casas en cambio, las mujeres pasan más tiempo que los hombres. Esta situación refleja la situación de nuestra sociedad. El trabajo de la cocina no profesional la hacen las mujeres, pero cuando es fuera de casa y se paga los hombres cogen el liderazgo. Muchos cocineros recuerdan a su madre, tía o abuela cuando reciben la estrella Michellin, pero este año de nuevo hemos visto pocas mujeres entre los premiados de la gala.
En la televisión estamos acostumbrados a ver programas de cocina. Recuerdo que cuando era niña solía ver a Pedro Subijana que había recetas tras la pantalla y me gustaba mucho su programa. Junto con Karlos Arguiñano fueron pioneros en traer la cocina a la pantalla pequeña. Como ellos, hubo muchos cocineros que han enseñado sus recetas en televisión. Entre ellos está la cocinera estadounidense Julia Child. Esta mujer no tuvo un restaurante de lujo, pero amaba la cocina francesa. Ese amor hizo que escribiera un libro de recetas y después pudo hacer un programa de cocina en la televisión pública.
Julia Child revolucionó la televisión de los años 60. Rompió todos los cánones: tenía 50 años, su voz era bastante especial y salía de la belleza hegemónica. Para conocer mejor su historia, os recomiendo la serie «Julia» de HBO Max. En ella vemos como Julia llegó a la televisión y para eso como tuvo que engañar a su marido para que accediera al proyecto. Las personas que tenían un nivel cultural alto estaban en contra de la televisión y decían que era «una moda pasajera». La misma Child no tenía televisión en casa y también tuvo un conflicto por este tema con la jefa de la editorial de su libro. Tenían miedo de que la televisión quitara tiempo a los libros, pero antes de mostrar ese miedo, preferían mostrar desprecio. La serie es muy agradable y quieres pasar más tiempo en el mundo de Julia. Esta precursora de los programas de cocina consiguió llevar su amor a la comida a las casas de EEUU. Aunque no tenga estrella Michellin, me quedo antes con Julia que con Subijana.
El original está escrito en euskara y publicado en Berria.