Hoy quiero contar la parte cinematografica de las vacaciones en Madrid. A parte de estar con amigos, me acerqué a Matadero, para poder ver las instalaciones y como no acercarme a la Cineteca que tanto había oído hablar.

La oferta que ofrece Cineteca es sobre todo de no ficción, por lo tanto fui decidida a ver lo que proyectaran. El documental que vi fue ‘Ambassadoren’, que trata el tema de los diamantes de sangre de la Republica Centroafricana de una manera muy especial. El periodista que se embarca en esta aventura quiere comprar el puesto de embajador de Liberia en la Republica Centroafricana. La historia parece extraña, pero es la realidad la que supera a la ficción.

Por lo que refleja el documental, el intentar comprar un puesto diplomatico no parece tan difícil, aunque puede ser peligroso si lo quieres para meterte en un negocio medio ilegal.

AMBASSADØREN / The Ambassador from DOXBIO on Vimeo.

El documental esta visto desde la posición de un embajador falso que hace cosas muy reales y peligrosas. Se acerca a una mina de diamantes que esta controlada por rebeldes de la zona. También firma un contrato con un traficante de diamantes. Ese contrato le crea bastantes problemas, sobre todo de sueño, ya que no sabe nada del traficante durante semanas.

Resultan muy interesantes las conversaciones que tiene en su despacho con los embajadores de la Republica Centroafricana. El embajador italiano en la Republica Centroafricana le recomienda al protagonista que no se meta en el negocio de los diamantes, que no los toque. El embajador indio en cambio, le ayuda en el negocio, sobre todo montando una tapadera de cerillas.

Uno de los testimonios que más me gustó fue el de un ex jefe de la inteligencia del pais, que sobre todo criticaba el poder del estado francés sobre la Republica Centroafricana. Este hombre fue asesinado mientras se rodaba el documental de manera sospechosa.

Después de ver el documental pasamos por la Cantina de Matadero que realmente me pareció un sitio muy agradable para cenar. Fue todo un gustazo haber estado en Matadero, sobre todo porque tuve la suerte de poder ver el documental en la espectacular sala Azcona de la Cineteca.

Puede que algún día un proyecto parecido se haga en Tabakalera de Donostia, yo solo con la mitad me quedaría más que satisfecha.