Aún recuerdo el día en la que nos llegó la noticia de que Amy Winehouse había muerto. Estaba de vacaciones en Barcelona y mis amigos y yo estuvimos escuchando su música y paseamos por la ciudad. Su muerte había dejado detrás una gran artista joven. La noticia removió al mundo y muchos la juzgaron por su estilo de vida. El documental de Asif Kapadia nos acerca a esa vida que algunos desconozcan y rompe con los juicios que pudo sufrir Amy Winehouse.

Comienza la película y vemos a una Amy Winehouse adolescente cantando con sus amigos, su voz destaca y la cámara se centra en ella. El documental ordena muchos pasajes de su vida que hemos sabido por los medios de comunicación. Casi todo ya se sabe, pero el documental tiene una fuerza muy grande. Amy nos acerca a la persona y se intenta alejar del personaje que todos ya conocemos.

Es sorprendente la cantidad de material de grabación que hay sobre Amy antes de ser famosa. La labor de documentación para este documental ha tenido que ser laborioso, ya que hay videos de todo tipo y grabados por diferentes amigos de Amy. El documental nos narra su trayectoria cronológicamente con testimonios de amigos, representantes y familiares.

En mi caso, tengo que reconocer que no sabía cosas que aparecen en el documental, aunque todo el mundo diga que era sabido. Para mi fue una sorpresa la relación con su padre y también llegar a tener tantos detalles de la relación con su ex-marido. Tengo que reconocer que en su día la pude juzgar por sus escenas, como su último concierto en el que se negó a cantar. Pero después de ver el documental creo que comprendo todo lo que le pasó.

El documental nos acerca a esa Amy que pocos conocieron, la que se escondía tras su gran nombre y la cual fue destruida por su fama. Al final de la película se te queda una sensación agridulce, ya que has visto una buena película, pero has visto una dura historia.