El Festival de Cine de San Sebastián ha comenzado con fuerza. Entre ayer y esta mañana ya he podido ver cuatro películas, pero quiero destacar la película del director chileno Sebastian Lelio que cuenta una dura historia de una mujer transexual que tiene que pasar un duro duelo. La película recibió ayer en el pase del Kursaal 2 el premio Sebastiane Latino  de la mano de los directores Aitor Arregi y Jon Garaño de la película Handia. 

La protagonista es Marina, una mujer que tiene que vivir el fallecimiento de su pareja Orlando. El duelo de Marina es un tormento y no solamente por lo que es perder a un ser querido, si no, debido al rechazo que tiene que vivir por parte de la familia de Orlando. Lelio nos presenta a una mujer fuerte que tiene que recibir reprobaciones de todo el mundo: la policía, los médicos, el hijo de Orlando, la ex-mujer de Orlando y un largo etc.

La película es una clara denuncia a la transfobia que está presente en todas las partes de la sociedad. Muestra muchos momentos que pueden ser habituales o que no tendrían que suponer mayor problema y se convierten en un problema debido a que la gente no quiere entender la diversidad de las personas. Lelio denuncia de manera constante los momentos incómodos y violentos que tiene que vivir Marina debido a ello.

En la película vemos un proceso de duelo en silencio, casi solitario, rozando la clandestinidad. La escena de la despedida que consigue hacer Marina con el cuerpo de Orlando es preciosa, triste y oscura. Consigue hacerlo después de haber sufrido contra viento y marea. Lelio ha vuelto a hacer una película brillante, aunque en algunos momentos roza la repetición de los momentos transfobos que tiene que vivir Marina. Ha sido una muy buena manera de inaugurar el festival y la sección Horizontes Latinos.